By ZENIT, 16 de diciembre de 2010
Levantar unos muros de tres metros de alto en torno a las iglesias de Bagdad y de Mosul para proteger a los cristianos de posibles ataques de extremistas es la propuesta del Gobierno iraquí para afrontar las crecientes amenazas a la comunidad cristiana.
Los muros estarían perforados por puntos de acceso controlados por la policía para permitir a los fieles entrar en las iglesias.
De esta manera, el Gobierno muestran su determinación a usar todos los medios a su alcance para evitar que se repita una masacre como la de la catedral siro-católica de Bagdad, que causó 58 muertos y más de 70 heridos el pasado 31 de octubre.
Normalmente, las celebraciones de la Navidad tienen lugar en las iglesias y los parques, pero este año, los responsables eclesiásticos han aconsejado a sus fieles que limiten las festividades para reducir al máximo los riesgos de inseguridad.
El obispo de Erbil, en el norte de Iraq, monseñor Bashar Warda, reconoció los esfuerzos del Gobierno para garantizar su seguridad.
Explicó que entre los fieles reina un clima de incertidumbre y de gran tristeza, aunque están determinados a celebrar la Navidad con todos los medios que estén a su disposición.
En una entrevista a la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo destacó que “una especie de desesperación” habita en los fieles, todavía en estado de shock tras la masacre en la iglesia de Bagdad.
Conferencia internacional
Por otra parte, Estrasburgo recibió esta semana la visita de una delegación de obispos iraquíes al Europarlamento y al Consejo de Europa.
El arzobispo de Mosul, monseñor Basile Georges Casmoussa; el vicario patriarcal caldeo de Bagdad de los sirios, monseñor Matti Shaba Matoka, y el vicario patriarcal caldeo de Bagdad, monseñor Shlemon Warduni expusieron la situación de los cristianos en el país y pidieron ayuda para construir la paz en Iraq y apoyar al Gobierno de Bagdad en esta fase.
El arzobispo Casmoussa, propuso “una gran conferencia internacional, que podría celebrarse en Irak o, si esto no es posible, en el Líbano, que se dedique a la tutela de las minorías presentes en Oriente Medio”, informó la agencia SIR.
El presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, destacó la necesidad de que Iraq proteja a los cristianos y aseguró a la delegación que ha pedido a la “alta representante para la política exterior Catherine Ashton que afronte el problema como una cuestión prioritaria”.
Además, los obispos de la delegación iraquí han recibido un mensaje, suscrito por 160 eurodiputados que se muestran “determinados a mantener relaciones con los cristianos de Oriente Medio, a no dejarles solos, a utilizar todos los medios a su disposición para defender la democracia, los derechos humanos y la libertad de religión, también para los cristianos de Oriente Medio”.
14.000 firmas
Los arzobispos de Bagdad y Mosul continuarán su viaje y su testimonio en España, donde intervendrán esta tarde en un acto público en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid titulado Cristianos perseguidos: la realidad de Iraq.
En él, se leerá la Declaración por la libertad religiosa en el mundo, que durante estos días han firmado más de 14.000 personas, informó la Universidad San Pablo-CEU.
La iniciativa quiere mostrar la solidaridad, cercanía y apoyo de los españoles a todas las víctimas de la intolerancia, de las agresiones y de la persecución por motivos religiosos.
El manifiesto, promovido por el grupo impulsor de la Carta de Bienvenida de la sociedad civil española al Papa Benedicto XVI, hace “un llamamiento a las autoridades públicas, organizaciones sociales y personas en general para adoptar una conducta de defensa activa de la libertad religiosa, al ser uno de los pilares en que deben basarse la paz, la justicia y la libertad en el mundo”.
El pasado 31 de octubre, mientras se celebraba la misa dominical en la iglesia católica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Bagdad, un terrible atentado acabó con la vida de cincuenta y ocho fieles allí congregados, incluidos tres sacerdotes. Aquella trágica masacre fue un aldabonazo que abrió los ojos de muchas personas sobre la situación en que viven las minorías cristianas en diversos países de Asia y África. Porque desgraciadamente el atentado de Bagdad no fue un hecho aislado. Las Naciones Unidas han afirmado que "muchos cristianos están en el punto de mira de ataques sistemáticos". Son, en efecto, millones los cristianos que están sufriendo la intolerancia y violaciones continuas del ejercicio de su libertad religiosa. Nadie podría pensar que en el comienzo del siglo XXI esté teniendo lugar un éxodo de personas y grupos de grandes proporciones por motivos religiosos. Y este trágico fenómeno se está desarrollando en medio de un muro de silencio, como si la libertad de creencias no nos afectara y concerniera a todos.
Constatamos, con grave preocupación, que la libertad religiosa está siendo objeto de agresión en los últimos años desde distintos flancos, con creciente virulencia en algunas partes del mundo. A veces se trata de mayorías que imponen su concepción de la vida a las minorías y pretenden eliminar el disentimiento. Otras veces se trata de minorías intolerantes que tratan de imponer a la mayoría un espacio público del que se hayan extirpado las expresiones de religiosidad vivas en una sociedad. Nadie puede pretender que la práctica religiosa quede limitada al ámbito privado.
2.Manifestamos que la libertad de religión y de creencias es una libertad esencial y un bien precioso para cualquier sociedad, como proclama el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
3.Hacemos un llamamiento a todas las instituciones públicas, organizaciones sociales y personas en general para adoptar una conducta de defensa activa de la libertad religiosa, al ser uno de los pilares en que deben basarse la paz, la justicia y la libertad en el mundo.
4.Instamos a impulsar en el ámbito internacional iniciativas encaminadas a promover la libertad religiosa y de creencias de todos, personas y grupos, mayorías y minorías, sea cual sea su actitud ante la religión, así como a eliminar toda forma de intolerancia y discriminación por razón de las propias creencias.
Levantar unos muros de tres metros de alto en torno a las iglesias de Bagdad y de Mosul para proteger a los cristianos de posibles ataques de extremistas es la propuesta del Gobierno iraquí para afrontar las crecientes amenazas a la comunidad cristiana.
Los muros estarían perforados por puntos de acceso controlados por la policía para permitir a los fieles entrar en las iglesias.
De esta manera, el Gobierno muestran su determinación a usar todos los medios a su alcance para evitar que se repita una masacre como la de la catedral siro-católica de Bagdad, que causó 58 muertos y más de 70 heridos el pasado 31 de octubre.
Normalmente, las celebraciones de la Navidad tienen lugar en las iglesias y los parques, pero este año, los responsables eclesiásticos han aconsejado a sus fieles que limiten las festividades para reducir al máximo los riesgos de inseguridad.
El obispo de Erbil, en el norte de Iraq, monseñor Bashar Warda, reconoció los esfuerzos del Gobierno para garantizar su seguridad.
Explicó que entre los fieles reina un clima de incertidumbre y de gran tristeza, aunque están determinados a celebrar la Navidad con todos los medios que estén a su disposición.
En una entrevista a la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo destacó que “una especie de desesperación” habita en los fieles, todavía en estado de shock tras la masacre en la iglesia de Bagdad.
Conferencia internacional
Por otra parte, Estrasburgo recibió esta semana la visita de una delegación de obispos iraquíes al Europarlamento y al Consejo de Europa.
El arzobispo de Mosul, monseñor Basile Georges Casmoussa; el vicario patriarcal caldeo de Bagdad de los sirios, monseñor Matti Shaba Matoka, y el vicario patriarcal caldeo de Bagdad, monseñor Shlemon Warduni expusieron la situación de los cristianos en el país y pidieron ayuda para construir la paz en Iraq y apoyar al Gobierno de Bagdad en esta fase.
El arzobispo Casmoussa, propuso “una gran conferencia internacional, que podría celebrarse en Irak o, si esto no es posible, en el Líbano, que se dedique a la tutela de las minorías presentes en Oriente Medio”, informó la agencia SIR.
El presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, destacó la necesidad de que Iraq proteja a los cristianos y aseguró a la delegación que ha pedido a la “alta representante para la política exterior Catherine Ashton que afronte el problema como una cuestión prioritaria”.
Además, los obispos de la delegación iraquí han recibido un mensaje, suscrito por 160 eurodiputados que se muestran “determinados a mantener relaciones con los cristianos de Oriente Medio, a no dejarles solos, a utilizar todos los medios a su disposición para defender la democracia, los derechos humanos y la libertad de religión, también para los cristianos de Oriente Medio”.
14.000 firmas
Los arzobispos de Bagdad y Mosul continuarán su viaje y su testimonio en España, donde intervendrán esta tarde en un acto público en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid titulado Cristianos perseguidos: la realidad de Iraq.
En él, se leerá la Declaración por la libertad religiosa en el mundo, que durante estos días han firmado más de 14.000 personas, informó la Universidad San Pablo-CEU.
La iniciativa quiere mostrar la solidaridad, cercanía y apoyo de los españoles a todas las víctimas de la intolerancia, de las agresiones y de la persecución por motivos religiosos.
El manifiesto, promovido por el grupo impulsor de la Carta de Bienvenida de la sociedad civil española al Papa Benedicto XVI, hace “un llamamiento a las autoridades públicas, organizaciones sociales y personas en general para adoptar una conducta de defensa activa de la libertad religiosa, al ser uno de los pilares en que deben basarse la paz, la justicia y la libertad en el mundo”.
Texto íntegro del Manifiesto:
POR LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO
POR LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO
El pasado 31 de octubre, mientras se celebraba la misa dominical en la iglesia católica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Bagdad, un terrible atentado acabó con la vida de cincuenta y ocho fieles allí congregados, incluidos tres sacerdotes. Aquella trágica masacre fue un aldabonazo que abrió los ojos de muchas personas sobre la situación en que viven las minorías cristianas en diversos países de Asia y África. Porque desgraciadamente el atentado de Bagdad no fue un hecho aislado. Las Naciones Unidas han afirmado que "muchos cristianos están en el punto de mira de ataques sistemáticos". Son, en efecto, millones los cristianos que están sufriendo la intolerancia y violaciones continuas del ejercicio de su libertad religiosa. Nadie podría pensar que en el comienzo del siglo XXI esté teniendo lugar un éxodo de personas y grupos de grandes proporciones por motivos religiosos. Y este trágico fenómeno se está desarrollando en medio de un muro de silencio, como si la libertad de creencias no nos afectara y concerniera a todos.
Constatamos, con grave preocupación, que la libertad religiosa está siendo objeto de agresión en los últimos años desde distintos flancos, con creciente virulencia en algunas partes del mundo. A veces se trata de mayorías que imponen su concepción de la vida a las minorías y pretenden eliminar el disentimiento. Otras veces se trata de minorías intolerantes que tratan de imponer a la mayoría un espacio público del que se hayan extirpado las expresiones de religiosidad vivas en una sociedad. Nadie puede pretender que la práctica religiosa quede limitada al ámbito privado.
Ante esta realidad, los abajo firmantes:
1.Queremos, ante todo, expresar nuestra solidaridad, cercanía y apoyo a todas las víctimas de la intolerancia, de las agresiones y de las persecuciones por motivos religiosos, sea cual sea el credo que profesen. El mundo que proclama la libertad como patrimonio común de la humanidad no puede abandonar a su suerte a quienes están sufriendo la violencia, coacción o discriminación por motivos religiosos.
2.Manifestamos que la libertad de religión y de creencias es una libertad esencial y un bien precioso para cualquier sociedad, como proclama el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
3.Hacemos un llamamiento a todas las instituciones públicas, organizaciones sociales y personas en general para adoptar una conducta de defensa activa de la libertad religiosa, al ser uno de los pilares en que deben basarse la paz, la justicia y la libertad en el mundo.
4.Instamos a impulsar en el ámbito internacional iniciativas encaminadas a promover la libertad religiosa y de creencias de todos, personas y grupos, mayorías y minorías, sea cual sea su actitud ante la religión, así como a eliminar toda forma de intolerancia y discriminación por razón de las propias creencias.