By Zenit
El archidiácono Emanuel Youkhana, coordinador de la ayuda humanitaria a familias cristianas en Irak, exigió en una conversación con la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada que el mundo occidental y el Gobierno iraquí “llamen a las cosas por su nombre, a saber, que los cristianos son víctimas de ataques sistemáticos con el fin de echarlos del país”.
El padre Emanuel Youkhana criticó que el Gobierno iraquí lo niegue y que en la comunidad internacional surjan cada vez más voces que afirman que el terror “no se dirige contra los cristianos, sino contra todos”.
Para el sacerdote, está claro que los ataques se dirigen contra los cristianos, por lo que pide que no se les sigua engañando, pues no existe un plan para contrarrestar “el plan premeditado de ahuyentar a los cristianos de Irak”.
El archidiácono Youkhana recalcó que no basta con condenar lo ocurrido. Así, por ejemplo, la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Bagdad, donde en octubre pasado murieron más de cincuenta personas a raíz de un atentado, ya había sido objeto de un atentado en 2004. “Las condenas no han servido de nada”, se lamentó.
El padre Youkhana explicó que el mayor temor de los cristianos no son los atentados, sino el futuro, “lo que está por venir”.
Temen la creciente islamización de la sociedad. Así, muchas mujeres cristianas sólo abandonan sus casas tocadas con velo, porque la presión social es muy fuerte y la gente no acepta a los que no son como ellos.
El archidiácono explicó que hace poco se cerró la Facultad de Música de la Universidad de Bagdad porque la música no es compatible con la sharia. Además, algunos líderes musulmanes exigen que en las universidades haya separación por sexos.
El sacerdote criticó que la constitución iraquí discrimine a los cristianos al imponer que el Tribunal Constitucional del país cuente siempre con destacados líderes espirituales musulmanes.
“La Constitución debe conceder a los cristianos los mismos derechos y no convertirlos en ciudadanos de segunda o de tercera”, exigió el archidiácono, añadiendo que tampoco basta con “limitarse a proteger mejor las iglesias, porque ¿qué pasa entonces con las escuelas, las viviendas y la vida cotidiana?”.
El padre Youkhana citó el caso de un ingeniero cristiano, al que la policía advirtió hace poco que no abandonara su vivienda, que pidiera a los vecinos que le hicieran la compra y que no abriera a nadie la puerta.
“¿Pero cómo va a vivir una familia en estas condiciones?”, se preguntó.
Por otro lado, califica de “ingenuo” el ofrecimiento de los países occidentales a acoger a refugiados iraquíes, pues con ello contribuyen de forma indirecta a la desaparición de la presencia cristiana en Irak. A su modo de ver, hay que ayudar a la gente a que se quede en su país de origen.
El sacerdote señala que la vida de los cristianos sufre limitaciones cada vez mayores, que ya apenas se fían, y muchos sólo piensan en huir. Del millón de cristianos que había ya sólo quedan unos trescientos mil, asegura.
Cada semana, salen cuatro vuelos de Bagdad a la capital libanesa Beirut, y la mayoría de los pasajeros son cristianos. A menudo, se entera de que familias enteras toman la decisión de huir de repente, cuando se reúnen por la noche. Toman la decisión en una noche y dejan todo por lo que sus antepasados han luchado durante siglos, sus casas, sus empleos, todo, se maravilla Youkhana. Algunos huyen incluso de zonas seguras donde no hay violencia, porque ya no ven un futuro para sus familias.
En su opinión, la tarea más importante de las Iglesias cristianas es infundir confianza y esperanza. “Ya antes de que el país cayera, la gente se derrumbó psicológicamente. Todo el país está traumatizado”, explica, y precisa que las terapias para tratar los traumas son especialmente importantes para los niños y los jóvenes.
El archidiácono considera que hay que remediar el daño social fruto de las guerras y los violentos conflictos internos y restablecer la conciencia de la dignidad humana.
Para él, la Iglesia desempeña aquí un papel clave, porque transmite un mensaje de esperanza y porque dice: “¡No temáis!”. Pero reconoce que también es importante el apoyo material, al tiempo que señala que tampoco Jesús se limitó a predicar, pues ayudó de forma concreta y material.
El padre Youkhana señaló que hay que ayudar sobre todo a las familias que huyen de Bagdad, de cinco millones de habitantes, a las ciudades más pequeñas del norte. A menudo son personas con licenciaturas que luego no encuentran trabajo y que tienen que empezar de cero. “En el primer día tras la huida lo único que cuenta es tener un lugar seguro donde dormir, pero luego también se necesita trabajo, infraestructuras, escuelas”, explicó.
En su opinión, el futuro de los cristianos iraquíes no depende de ellos. El Gobierno iraquí no hace nada y los cristianos están “indefensos, pero no desesperanzados”. El archidiácono subrayó que la esperanza no puede basarse en palabras, pero que, no obstante, es importante que los medios de comunicación informen sobre la situación de los cristianos.
La Iglesia Universal y asociaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada constituyen una “fuerte solidaridad moral y material”, pero la Iglesia no dispone de recursos para preparar todas las infraestructuras o para operar cambios políticos. Aquí, señala el padre Youkhana, tienen que actuar los gobernantes.
Hay expertos que aseguran que la actual persecución de los cristianos en Irak es la peor de nuestros tiempos. Hace pocas semanas, una célula iraquí del grupo terrorista Al Qaeda declaró a todos los cristianos de Oriente próximo “objetivos legítimos” de atentados. Y los atentados y secuestros no cesan.
El archidiácono Emanuel Youkhana, coordinador de la ayuda humanitaria a familias cristianas en Irak, exigió en una conversación con la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada que el mundo occidental y el Gobierno iraquí “llamen a las cosas por su nombre, a saber, que los cristianos son víctimas de ataques sistemáticos con el fin de echarlos del país”.
El padre Emanuel Youkhana criticó que el Gobierno iraquí lo niegue y que en la comunidad internacional surjan cada vez más voces que afirman que el terror “no se dirige contra los cristianos, sino contra todos”.
Para el sacerdote, está claro que los ataques se dirigen contra los cristianos, por lo que pide que no se les sigua engañando, pues no existe un plan para contrarrestar “el plan premeditado de ahuyentar a los cristianos de Irak”.
El archidiácono Youkhana recalcó que no basta con condenar lo ocurrido. Así, por ejemplo, la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Bagdad, donde en octubre pasado murieron más de cincuenta personas a raíz de un atentado, ya había sido objeto de un atentado en 2004. “Las condenas no han servido de nada”, se lamentó.
El padre Youkhana explicó que el mayor temor de los cristianos no son los atentados, sino el futuro, “lo que está por venir”.
Temen la creciente islamización de la sociedad. Así, muchas mujeres cristianas sólo abandonan sus casas tocadas con velo, porque la presión social es muy fuerte y la gente no acepta a los que no son como ellos.
El archidiácono explicó que hace poco se cerró la Facultad de Música de la Universidad de Bagdad porque la música no es compatible con la sharia. Además, algunos líderes musulmanes exigen que en las universidades haya separación por sexos.
El sacerdote criticó que la constitución iraquí discrimine a los cristianos al imponer que el Tribunal Constitucional del país cuente siempre con destacados líderes espirituales musulmanes.
“La Constitución debe conceder a los cristianos los mismos derechos y no convertirlos en ciudadanos de segunda o de tercera”, exigió el archidiácono, añadiendo que tampoco basta con “limitarse a proteger mejor las iglesias, porque ¿qué pasa entonces con las escuelas, las viviendas y la vida cotidiana?”.
El padre Youkhana citó el caso de un ingeniero cristiano, al que la policía advirtió hace poco que no abandonara su vivienda, que pidiera a los vecinos que le hicieran la compra y que no abriera a nadie la puerta.
“¿Pero cómo va a vivir una familia en estas condiciones?”, se preguntó.
Por otro lado, califica de “ingenuo” el ofrecimiento de los países occidentales a acoger a refugiados iraquíes, pues con ello contribuyen de forma indirecta a la desaparición de la presencia cristiana en Irak. A su modo de ver, hay que ayudar a la gente a que se quede en su país de origen.
El sacerdote señala que la vida de los cristianos sufre limitaciones cada vez mayores, que ya apenas se fían, y muchos sólo piensan en huir. Del millón de cristianos que había ya sólo quedan unos trescientos mil, asegura.
Cada semana, salen cuatro vuelos de Bagdad a la capital libanesa Beirut, y la mayoría de los pasajeros son cristianos. A menudo, se entera de que familias enteras toman la decisión de huir de repente, cuando se reúnen por la noche. Toman la decisión en una noche y dejan todo por lo que sus antepasados han luchado durante siglos, sus casas, sus empleos, todo, se maravilla Youkhana. Algunos huyen incluso de zonas seguras donde no hay violencia, porque ya no ven un futuro para sus familias.
En su opinión, la tarea más importante de las Iglesias cristianas es infundir confianza y esperanza. “Ya antes de que el país cayera, la gente se derrumbó psicológicamente. Todo el país está traumatizado”, explica, y precisa que las terapias para tratar los traumas son especialmente importantes para los niños y los jóvenes.
El archidiácono considera que hay que remediar el daño social fruto de las guerras y los violentos conflictos internos y restablecer la conciencia de la dignidad humana.
Para él, la Iglesia desempeña aquí un papel clave, porque transmite un mensaje de esperanza y porque dice: “¡No temáis!”. Pero reconoce que también es importante el apoyo material, al tiempo que señala que tampoco Jesús se limitó a predicar, pues ayudó de forma concreta y material.
El padre Youkhana señaló que hay que ayudar sobre todo a las familias que huyen de Bagdad, de cinco millones de habitantes, a las ciudades más pequeñas del norte. A menudo son personas con licenciaturas que luego no encuentran trabajo y que tienen que empezar de cero. “En el primer día tras la huida lo único que cuenta es tener un lugar seguro donde dormir, pero luego también se necesita trabajo, infraestructuras, escuelas”, explicó.
En su opinión, el futuro de los cristianos iraquíes no depende de ellos. El Gobierno iraquí no hace nada y los cristianos están “indefensos, pero no desesperanzados”. El archidiácono subrayó que la esperanza no puede basarse en palabras, pero que, no obstante, es importante que los medios de comunicación informen sobre la situación de los cristianos.
La Iglesia Universal y asociaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada constituyen una “fuerte solidaridad moral y material”, pero la Iglesia no dispone de recursos para preparar todas las infraestructuras o para operar cambios políticos. Aquí, señala el padre Youkhana, tienen que actuar los gobernantes.
Hay expertos que aseguran que la actual persecución de los cristianos en Irak es la peor de nuestros tiempos. Hace pocas semanas, una célula iraquí del grupo terrorista Al Qaeda declaró a todos los cristianos de Oriente próximo “objetivos legítimos” de atentados. Y los atentados y secuestros no cesan.