Fuente: MISNA
“La gente es secuestrada continuamente en Irak, vive en el temor de ser víctima de un secuestro porque la situación de seguridad, luego de la ocupaciَon ha degenerado hasta el punto de que nadie se siente seguro. Esta guerra debe terminar porque ha llevado al país al caos”, dice convencido el padre Pius Afas, uno de los dos sacerdotes siro-católicos secuestrados en Mosul el 13 de octubre y liberados el domingo pasado, al ser contactado en Irak por la MISNA. “No creo que las personas que nos secuestraron -insiste el religioso- fueran parte de una organización. Estoy casi seguro de que se trataba de criminales comunes en busca de dinero”. El sacerdote, originario de la zona de Mosul, no entra en los detalles de la liberación: “Del rescate no quiero hablar, aunque se trate de una cifra muy inferior a la que fue exigida en principio por los secuestradores, pero insisto en subrayar que el dinero es la razón del secuestro. No se trató, en ningun modo, de un acto de violencia con motivaciones religiosas”. El padre Pius, que fue tenido prisionero en un sólo lugar junto con su colega Mazen Ishoa y otras tres personas, subraya que eran “musulmanes, por los que se pidió un rescate como en nuestro caso. Probablemente también ellos estarán celebrando su liberación”. Mientras habla por teléfono desde la sacristía de la Iglesia de Santo Tomas, se sienten otras voces en el fondo y un teléfono que suena continuamente. “La noticia de la liberación trajo mucho alivio a la comunidad y hay un ir y venir continuo de gente que manifiesta su afecto”, explica el padre Afas que, concluye diciendo: “Antes de la caída de Saddam Hussein, los problemas en Irak eran muchos, pero jamás hubo odio entre las distintas confesiones religiosas. Pensábamos que estábamos mal, que vivímos bajo una dictadura, pero al menos podíamos salir de casa”.