by Andrea Tornielli
02/04/2013
Sako se reunió con el Papa en compañía de los miembros del sínodo caldeo. Pretende favorecer la introducción de las lenguas locales en la liturgia.
«El nacionalismo y el fundamentalismo, surjan de donde surjan, son obstáculos en el camino del desarrollo y de la paz». Lo dijo el patriarca de la Iglesia caldea, Louis Raphaël I Sako, que fue elegido el pasado 31 de enero por el Sínodo de los obispos caldeos que se reunieron en Roma y que hoy celebraron la divina liturgia en la basílica de San Pedro. El cardenal Leonardo Sandri, que participó en la celebración como enviado del Papa, dijo: «Imploramos especiales gracias y bendiciones sobre él, para que, como el Buen Pastor, pueda secar las demasiadas lágrimas del pueblo iraquí, y después consolar, animar, corregir, pacificar a los hermanos y a los hijos y acompañarlos en el testimonio». Después, Sako y los demás obispos fueron recibidos por Benedicto XVI.
El nuevo patriarca fue entrevistado por Baghdadhope.
De las palabras de Sako se deduce claramente el perfil de un pastor abierto, que pretende impulsar el diálogo. Al explicar su lema patriarcal, que contiene las palabras “autenticidad, unidad y renovación”, el pastor de la Iglesia caldea dijo: «La primera palabra del lema es autenticidad y con ella entiendo la necesidad de ser verdaderos y sinceros en relación con nosotros mismos y con los demás, ser claros y hablar sin temores. Ser libres de expresar la propia opinión aunque sea contraria a la de nuestro interlocutor, pero usando la delicateza y el tacto necesarios para que la crítica sea constructiva».
«En cuanto a la unidad -añadió-, también debe ser perseguida a nivel personal, eclesiástico, ecuménico e interreligioso, y para hacerlo (nunca me cansaré de repetirlo) es necesario el diálogo, que es la única vía en contra de la violencia y porque solo en él hay un futuro para nosotros. En cuanto a la renovación, se necesitará mucho compromiso. Será necesario poner mucha atención en la formación sí, cuantitativa, pero sobre todo cualitativa, del clero, insistiendo en su tarea de “inspirador y portador” de diálogo, dentro de la Iglesia y fuera de ella. También habrá que poner mayor atención a la figura del laico en la Iglesia, laico que es socio y que cada vez más tendrá que ser parte integral de los consejos pastorales y diocesanos. Para que esta “sociedad” funcione deben caer las barreras entre el clero y los laicos, eliminando cualquier traza de clericalismo relacionado con tradiciones respetables pero antiguas. Es decir, es necesario dejar de vivir en el pasado. El mensaje de la Iglesia debe encarnarse en los tiempos presentes y en el hombre de hoy».
También fueron muy significativas las palabras del patriarca sobre la liturgia: «Como decía San Juan Crisóstomo: “La liturgia es para el hombre” y no el hombre para la liturgia. Nosotros somos orientales, y como tales tenemos una línea pastoral y espiritual de naturaleza oriental, pero que se debe adecuar a los tiempos modernos con un lenguaje más directo, que no olvide nuestras tradiciones de “Iglesia de los mártires”, pero que también hable a los fieles de gracia, de alegría, de salvación y de esperanza».
Al respodner a una pregunta sobre la introducción de la lengua árabe en la liturgia, Sako dijo: «Todos nosotros estamos vinculados y respetamos las tradiciones y nuestra historia, e incluso proponemos su recuperación en algunos casos… Con respeto hacia las tradiciones, pues, pero al mismo tiempo con la necesidad de estar cerca de la gente, no slo usando un lenguaje simple (que pueda ser comprendido) sino también en cuanto al uso de la lengua del lugar, que puede ser el árabe, pero también el kurdo o el persa. La Buena Noticia debe renovarse».
Sako, después de haber anunciado una reorganización de las diócesis caldeas y la posibilidad de crear una en Europa, también dijo que no pretende usar el "Shash", el típico tocado que usa el clero caldeo, una especie de turbante: «Me parece una tradición antigua y vinculada con el folklore local. Quiero ser simple y directo, no levantar barreras ante nadie y, en cierto sentido, vestirme de cierta manera es una barrera. Nada de Shash, si acaso algo más simple».
«El nacionalismo y el fundamentalismo, surjan de donde surjan, son obstáculos en el camino del desarrollo y de la paz». Lo dijo el patriarca de la Iglesia caldea, Louis Raphaël I Sako, que fue elegido el pasado 31 de enero por el Sínodo de los obispos caldeos que se reunieron en Roma y que hoy celebraron la divina liturgia en la basílica de San Pedro. El cardenal Leonardo Sandri, que participó en la celebración como enviado del Papa, dijo: «Imploramos especiales gracias y bendiciones sobre él, para que, como el Buen Pastor, pueda secar las demasiadas lágrimas del pueblo iraquí, y después consolar, animar, corregir, pacificar a los hermanos y a los hijos y acompañarlos en el testimonio». Después, Sako y los demás obispos fueron recibidos por Benedicto XVI.
El nuevo patriarca fue entrevistado por Baghdadhope.
De las palabras de Sako se deduce claramente el perfil de un pastor abierto, que pretende impulsar el diálogo. Al explicar su lema patriarcal, que contiene las palabras “autenticidad, unidad y renovación”, el pastor de la Iglesia caldea dijo: «La primera palabra del lema es autenticidad y con ella entiendo la necesidad de ser verdaderos y sinceros en relación con nosotros mismos y con los demás, ser claros y hablar sin temores. Ser libres de expresar la propia opinión aunque sea contraria a la de nuestro interlocutor, pero usando la delicateza y el tacto necesarios para que la crítica sea constructiva».
«En cuanto a la unidad -añadió-, también debe ser perseguida a nivel personal, eclesiástico, ecuménico e interreligioso, y para hacerlo (nunca me cansaré de repetirlo) es necesario el diálogo, que es la única vía en contra de la violencia y porque solo en él hay un futuro para nosotros. En cuanto a la renovación, se necesitará mucho compromiso. Será necesario poner mucha atención en la formación sí, cuantitativa, pero sobre todo cualitativa, del clero, insistiendo en su tarea de “inspirador y portador” de diálogo, dentro de la Iglesia y fuera de ella. También habrá que poner mayor atención a la figura del laico en la Iglesia, laico que es socio y que cada vez más tendrá que ser parte integral de los consejos pastorales y diocesanos. Para que esta “sociedad” funcione deben caer las barreras entre el clero y los laicos, eliminando cualquier traza de clericalismo relacionado con tradiciones respetables pero antiguas. Es decir, es necesario dejar de vivir en el pasado. El mensaje de la Iglesia debe encarnarse en los tiempos presentes y en el hombre de hoy».
También fueron muy significativas las palabras del patriarca sobre la liturgia: «Como decía San Juan Crisóstomo: “La liturgia es para el hombre” y no el hombre para la liturgia. Nosotros somos orientales, y como tales tenemos una línea pastoral y espiritual de naturaleza oriental, pero que se debe adecuar a los tiempos modernos con un lenguaje más directo, que no olvide nuestras tradiciones de “Iglesia de los mártires”, pero que también hable a los fieles de gracia, de alegría, de salvación y de esperanza».
Al respodner a una pregunta sobre la introducción de la lengua árabe en la liturgia, Sako dijo: «Todos nosotros estamos vinculados y respetamos las tradiciones y nuestra historia, e incluso proponemos su recuperación en algunos casos… Con respeto hacia las tradiciones, pues, pero al mismo tiempo con la necesidad de estar cerca de la gente, no slo usando un lenguaje simple (que pueda ser comprendido) sino también en cuanto al uso de la lengua del lugar, que puede ser el árabe, pero también el kurdo o el persa. La Buena Noticia debe renovarse».
Sako, después de haber anunciado una reorganización de las diócesis caldeas y la posibilidad de crear una en Europa, también dijo que no pretende usar el "Shash", el típico tocado que usa el clero caldeo, una especie de turbante: «Me parece una tradición antigua y vinculada con el folklore local. Quiero ser simple y directo, no levantar barreras ante nadie y, en cierto sentido, vestirme de cierta manera es una barrera. Nada de Shash, si acaso algo más simple».