By ABC
Pedro Ybarra
Ser
cristiano hoy en Irak significa «tener muchas dificultades para vivir la
fe de modo justo y pacífico. Por esta fe hay que sufrir persecución y
también tener que llegar a ser refugiado», a firma el padre Salar Kajo,
sacerdote caldeo-católico nacido en Algosh (Irak) en 1982. Tercero de
cinco hermanos, tras estar trece años alejado de su ciudad (seis años en
el seminario de Bagdad y siete en Roma, donde se doctoró en Derecho
Canónico Oriental), es actualmente párroco de San Jorge, en Telleskuf
(Llanura de Nínive) y director del Comité de reconstrucción de la región
en la que predicó el profeta Jonás.
¿Cómo se vive hoy en Telleskuf?
Ha
empezado a ser reconstruida y los habitantes están regresando. Allí el
progreso de la reconstrucción es más evidente con el 67,37% del proceso
completado y 4.378 cristianos ya han vuelto.
¿Cómo se encuentra su parroquia?
¿Cómo se encuentra su parroquia?
Atendemos
a más de 250 personas en una ciudad en la que antes del Daesh vivían
1.450 familias. Ya han regresado 970 familias de cristianos. Está
regresando mucha gente, allí está su vida, su casa, su idioma, su
identidad... todo. Tras el Daesh todo quedó destruido, de allí se fue
todo el mundo. La iglesia también fue saqueada, profanada y destruida,
pero afortunadamente ya está reconstruida. Hace dos meses la pudimos
inaugurar.
¿De dónde llegan?
Cuando ocupó el Daesh la ciudad en 2014, los cristianos se refugiaron en el Kurdistán iraquí y en Bagdad, donde permanecieron hasta noviembre de 2016. Fueron casi mil familias que se quedaron en el norte de Irak y que ahora han vuelto. Las otras 480 familias permanecen como refugiados, la mayoría en Alemania, Suecia, Francia, Holanda o Estados Unidos.
Tras Barcelona y antes de Madrid, viene a Sevilla...
Visité Sevilla hace tres años y ahora vengo para explicar la situación actual de los cristianos y las minorías en Irak tras la liberación de las ciudades y pueblos de Daesh.
Cuando ocupó el Daesh la ciudad en 2014, los cristianos se refugiaron en el Kurdistán iraquí y en Bagdad, donde permanecieron hasta noviembre de 2016. Fueron casi mil familias que se quedaron en el norte de Irak y que ahora han vuelto. Las otras 480 familias permanecen como refugiados, la mayoría en Alemania, Suecia, Francia, Holanda o Estados Unidos.
Tras Barcelona y antes de Madrid, viene a Sevilla...
Visité Sevilla hace tres años y ahora vengo para explicar la situación actual de los cristianos y las minorías en Irak tras la liberación de las ciudades y pueblos de Daesh.
Y por casualidad coincide en el aeropuerto de Barcelona con los participantes en el Mobile World Congress...
Es un contraste muy fuerte. Lo que ocurre en Irak no se puede comparar con lo que ocurre en ningún otro país. Todo es diferente.
¿Qué mensaje trae a Sevilla?
Como
cristianos, tras la liberación tenemos ganas de reconstruir nuestro
país y nuestros pueblos. Hemos empezado la reconstrucción y a regresar.
Es una señal de fe profunda y una esperanza de empezar una vida en
normalidad y continuar con la presencia en una tierra histórica del
cristianismo. También para dar gracias a los benefactores que han
ayudado durante los tres años de ocupación, y han continuado después,
para reconstruir las ciudades y hacer posible el regreso.
¿Se ha movilizado la iglesia para ayudar a los cristianos de Irak?
De
hecho, la única ayuda que hemos tenido ha sido de la Iglesia o a través
suya, porque el Gobierno iraquí y el Gobierno local kurdo no han hecho
nada por nosotros.
¿Regresan muchos?
Está
volviendo mucha gente. Católicos, ortodoxos... Son cristianos, nos
hablamos en nombre del cristianismo. Los ritos están sólo en el interior
de las iglesias donde se celebra la liturgia. Fuera, trabajamos juntos
por el cristianismo.
¿Como viven los cristianos iraquíes la situación actual?
Los
cristianos tenemos la costumbre de perdonar. Por ello han empezado la
normalidad de la vida en estos pueblos, quieren olvidar todo y empezar
desde cero. Quieren garantizar que en el futuro no se repita esta
historia.
¿Cómo se puede ayudar desde Sevilla a los cristianos de Irak?
Más
que ayudar, apoyar. No sólo con el dinero, sino con la oración para que
la presencia del cristianismo continúe en esta tierra. Para ello hay
que reconstruir colegios, casas y las iglesias. Si no nos ayudan,
significará que no habrá más presencia cristiana en Irak. La raíz del
cristianismo empieza en Oriente Medio y queremos continuar la historia y
vivir allí. Esto no podemos hacerlo solos sino con la ayuda de los
hermanos que están aquí.